Cerro de la Matanza
En los alrededores de Victoria, entre fragosidades de suave verdor, contrasta la reiteración de un topónimo de cruenta resonancia: cerro de La Matanza, río de La Matanza y, antaño, pago, partido, puerto y villa de La Matanza.
Una leyenda ubica, ya en un uno, ya en otro lugar, el desarrollo de un lejano combate entre los conquistadores y los primitivos dueños de la tierra.
Lamentablemente sólo queda un vago recuerdo y nada se puede asegurar sobre la base de testimonios fehacientes. Sin embargo, no corresponde desechar la posibilidad de tal encuentro. Durante dos siglos, minuanes, chanáes y charrúas ofrecen tensa resistencia a la ocupación del territorio entrerriano por los españoles. Atacan a los viajeros que se aventuran por las márgenes de los grandes ríos, a las estancias que se instalan en los claros del monte, a los villorrios de indígenas pacíficos.