Valparaíso, ciudad puerto se ubica en la costa Suroeste de Sudamérica , en las coordenadas de latitud 33º01’ Sur y longitud 71º38’ Oeste,
a 120 kms al Noroeste de Santiago de Chile .
Es una joya escondida en
Latinoamérica. Una ciudad llena de historia y nostalgia, una curiosidad urbanística y arquitectónica, una ciudad que nunca fue fundada.
Valparaíso es una bahía natural rodeada de una cadena montañosa de tipo cordillerano que baña sus faldas en el mar y que la convierte en un anfiteatro que mira hacia el
Pacífico. Sus habitantes construyeron la ciudad espontáneamente, subiendo por las faldas de los cerros, convirtiéndolos en racimos de casas multicolores que desafían la gravedad y el vértigo.
Coexisten, con natural desenfado, distintos estilos arquitectónicos que, sin prejuicio alguno, mezclan en su construcción materiales de diversa factura y calidad, grandes mansiones y escalas de mármol al lado de pequeñas casas que se sostienen en débiles palafitos; maderas finamente trabajadas, al lado de la tabla pintarrajeada.
Hermosos callejones que desembocan en escalas eternas, en donde el viento se convierte en un compañero, invitan al descubrimiento y al asombro de la vida en vertical. Un laberinto donde la luz que se cuela por entre las ventanas nos señala el camino hacia algún mirador, donde el Pacífico se nos abre mostrándonos la agitada vida del puerto, con sus barcos y sus botes multicolores, y la perspectiva sin límites del horizonte.
La nostalgia se quedó a vivir en este puerto porque la historia deshojó sus páginas amarillentas por sus calles. Descubierta en 1536 por el capitán español Don Juan de Saavedra que llegó a bordo de la carabela Santiaguillo,
Valparaíso selló su destino atado al mar. Creció como una aldea y fue haciéndose importante. Ya en el siglo XIX
Valparaíso se transforma en un bullente lugar de actividad económica, en uno de los principales puertos del Pacífico, en el paradero obligado después de cruzar el Cabo de Hornos y un trampolín para llegar a las costas de Norteamérica.
La ciudad crece y se agita, convirtiéndose en una urbe cosmopolita y dinámica. Los inmigrantes, con las influencias estéticas propias de sus países y con los recuerdos de sus tierras, van modelando un espacio y una forma que caracteriza al
Valparaíso antiguo. Ese halo de romanticismo, de tradición, le confieren su carácter nostálgico, que alimenta el alma de los poetas, cineastas y artistas que se juntan en los cafés y bares a desenvolver la vida intelectual junto con la vida bohemia. Charles Darwin estuvo en
Valparaíso después de cruzar el Cabo de Hornos; el escritor nicaragüense Rubén Darío trabajó como funcionario de la Aduana de Valparaíso, y se cuenta que esta experiencia inspiró su libro Azul; Pablo Neruda construyó en
Valparaíso una de sus delirantes casas llamada La Sebastiana, en donde el poeta hinchaba las velas de su poesía con viento de inspiración.
Como buen puerto,
Valparaíso tiene una interesante vida nocturna en donde la bohemia sale a recorrer los lugares míticos del café, del vino con los amigos de la poesía, del cine, de los boleros y tangos.
Actualmente declarado como
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD por la UNESCO, para quienes quieran disfrutar de un nuevo destino turístico
Valparaíso se presenta com
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